¿Cuál fue tu primer recuerdo del dinero?

Escribir es una terapia que no había explorado, pero que de alguna manera estoy tomando para poder avanzar en mi vida y darle más sentido a las cosas… y al porqué lo hago.

De niño siempre tuve muchas preguntas que no me atrevía a hacer. No sé si era porque era muy introvertido —que claro, sí lo era—, pero ahora también entiendo que mi mamá era ausente, y mi papá presente hacía todo lo que podía con las herramientas que tenía.

Mi súper héroe era mi papá.

Recuerdo un día que, antes de salir al trabajo, mi papá dejó arriba de la tele (esa tele de hace 30 años, sí, como la del Chavo del 8… en blanco y negro y con perillas —aunque ojo, ¡ya era a color! Jajaja), un billete de Q1. Yo tenía 7 u 8 años.

¿Te imaginas? Era como darle hoy Q10 a un niño de esa edad. Uno se vuelve loco, quiere comprarse hasta un Tesla, jajaja. Pero en ese momento, mi papá me dice:

—Papito, le da la mitad a su hermana.

Y pues claro, yo, más que obediente, también sabía seguir instrucciones.

Mi papá se va, y luego le digo a mi hermana: —Vamos a la tienda…

Y ahí es donde aparece Don Hugo, el señor de la tienda del barrio. ¿Ya sabés? Seguro vos también tenés un recuerdo parecido… ese señor o señora de confianza del barrio.

Ahora te pregunto: ¿Qué te imaginabas comprar con un quetzal cuando eras niño?

Hoy, casi nada. Ayer, por ejemplo, fui a una tienda en zona 14 —una de las áreas más prestigiosas de Guatemala, donde quiero vivir algún día (aunque donde vivo hoy también me gusta). Y compré un Tortrix. Sí, una bolsita de snack. ¿Y sabés cuánto me costó?

Q2.50. Quéeee… unos $0.30 USD aproximadamente. Y hace 30 años, con ese mismo quetzal, compraba ¡cuatro!

Pero esta historia no es sobre la inflación —que, definitivo, así como la edad nos pega, también nos pega la inflación, jajaja.

Volviendo a Don Hugo. Voy con mi hermana y tengo en mi cabeza las palabras de mi papá: —“La mitad a su hermana… la mitad a su hermana…”

Entonces hago lo más literal que pude: agarré el billete y lo partí por la mitad. ¡Sí! Jajaja, lo partí a la mitad.

Claro, hoy los billetes son casi de plástico. Partir uno requiere tijeras. Pero en ese entonces, el billete era más de papel, o fibras, y se partía fácil.

Y Don Hugo solo se ríe. No recuerdo el sonido, pero sí su expresión. Me dice:

—Patojo, ¿qué hacés? Y yo le digo: —Le doy la mitad a mi hermana…

Mi hermana, dos años mayor, tenía una cara de: ¡Qué vergüenza!

Don Hugo, que ya no está con nosotros, solo nos dice: —¿Qué quieren? —4 Tortrix Y nos los regaló. Riéndose.

Regresamos a la casa. Mi hermana le cuenta a mi abuela. Más tarde llega mi papá de trabajar, le cuentan… y todos se ríen.

Y yo, confundido. No entendía por qué se reían. Pero ahí estaba yo, con mi primer momento claro con el dinero.

8 años. Partiendo un billete. Haciendo lo que me dijeron, pero sin saber qué significaba realmente el dinero, qué pasaba si hacía eso o cómo se debía usar.

Hoy parece tonto. Ridículo, incluso. Pero ya no me da vergüenza. Porque desde ahí inicia mi vida financiera.

Wow. Mi gran vida financiera.

Ese fue un gran aprendizaje. Fue mi primer recuerdo del dinero. Entre risa, confusión, comentarios… y también felicidad, porque me comí 2 Tortrix.

Desde entonces he aprendido muchas cosas. He cometido errores graves con el dinero, he estado en bancarrota, he sido embargado, he salido adelante, he aprendido a invertir, he dado conferencias, he construido negocios… y todo eso lo cuento desde mi historia real.

Porque no hay mejor punto de partida que reconocer de dónde venimos.

Te dejo esta pregunta, para que pienses un momento:

¿Cuál fue tu primer recuerdo del dinero? ¿Fue bueno? ¿Fue doloroso? ¿Fue gracioso?

Estoy escribiendo y compartiendo mas contenido sobre estos temas, desde lo más humano y lo más real posible. Me encontrás en Instagram como @TuDineroconProposito Y si sos chapín, ya sabés que hoy soy influencer a la Tortrix 😂

Con propósito, JuanJo